ALIFAR: “Que Chile no fortalezca su industria farmacéutica local, a largo plazo va a significar una mala política”.

En su visita a Chile la mesa directiva de la Asociación Latinoamericana de Industrias Farmacéuticas – entidad que representa a más del 70% del mercado regional- analizó los cambios que busca introducir el mercado chileno con la Ley de Fármacos II, y las repercusiones que ésta tendría en materias como prescripción de medicamentos y propiedad intelectual, además de la política de bioequivalencia establecida en el país desde el año 2012.

por Asilfa

Analizar el escenario de la industria farmacéutica en la región y los cambios que busca introducir el mercado chileno con la Ley de Fármacos II y la política de bioequivalencia impulsada por el Gobierno, fueron las principales temáticas que abordaron las autoridades de la Asociación Latinoamericana de Industrias Farmacéuticas –ALIFAR- en su visita a Chile los días 11 y 12 de julio.
ALIFAR es una entidad que agrupa a las empresas de capital nacional de la industria farmacéutica de los países de América Latina, conformada por más de 400 empresas farmacéuticas de 14 países latinoamericanos, representativos de más del 70% del mercado regional.
Son muchos los laboratorios de la región con inversiones en nuestro país que miran atentos lo que aquí sucede en materia legislativa. Lo que ocurra acá –señalan- va a influir directa o indirectamente en la región y viceversa.
Fueron dos días donde las autoridades de ALIFAR se reunieron con el presidente de la Comisión de Salud del Senado, Sr. Rabindranath Quinteros; la Sociedad de Fomento Fabril –SOFOFA; y la recién nombrada Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales –SUBREI, ex Direcon.
A juicio de la Asociación, la industria farmacéutica es un sector “hiper regulado”, lo que muchas veces actúa como barrera de entrada. “El exceso de regulación es una barrera técnica para el acceso a medicamentos. Si yo aumento las exigencias por encima del umbral, no estoy aumentando la calidad, lo que estoy haciendo es limitar la entrada de competidores al mercado”, señaló Rubén Abete, secretario general de ALIFAR.
En ese sentido -a diferencia de lo que han señalado las autoridades- “la bioequivalencia, no tiene nada que ver con la calidad. La calidad de los medicamentos se asegura por las buenas prácticas de manufactura y fabricación. Es decir, la trazabilidad”.
Agregó que “La bioequivalencia sirve para la intercambiabilidad, pero a la larga ésta lleva al aumento de precios, no a una disminución como se ha enunciado. ¿Dónde va a morir ese costo extra que deben pagar los laboratorios por cada estudio? Al precio del producto. No va a ir a ningún otro lado”, enfatizó.
Por eso es importante que los Gobiernos de los países que han introducido políticas de bioequivalencia escuchen a la industria y sepan entender sus capacidades y limitantes. Los únicos otros países de la región en establecer este tipo de regulación son Brasil y México, pero en ambos ha habido algún tipo de apoyo por parte del Estado para agilizar los procesos y no afectar ni a la industria ni al usuario final.
Destacaron que lo más serio en toda esta discusión es que las autoridades “no ven a la industria farmacéutica local como una industria estratégica”. En ese sentido  “no se observa en el Gobierno la generación de una política de desarrollo industrial ni ningún tipo de visión hacia el fortalecimiento de una industria nacional en el país. Y eso en un país como Chile, es un desvalor, destacó el secretario general de ALIFAR.
“Que Chile no fortalezca su industria farmacéutica local, a largo plazo va a significar una mala política”, sentenció.