El efecto rebaño es lo que protege a toda la población de los virus respiratorios

En marzo comenzó la campaña de invierno que promueve el Ministerio de Salud, con el objetivo de vacunar a la población de riesgo para protegerlos de los distintos virus respiratorios que surgen con mayor fuerza durante las temporadas más frías. Sin embargo, a dos meses de dicha campaña, los porcentajes de personas inoculadas no son alentadores.

Según cifras entregadas recientemente por la Subsecretaría de Salud Pública, 21% de la población de riesgo se ha vacunado contra el Covid-19, y 45% contra la influenza. Expertos aluden a diferentes motivos de por qué el número de inoculados está tan bajo a esta altura de la campaña.

“Hasta hace poco tuvimos temperaturas altas, lo que dio una falsa sensación de que el invierno y sus enfermedades estaban aún lejanas”, explica Patricio Huenchuñir, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Industrial de Laboratorios Farmacéuticos (Asilfa). “Además, luego de dos años de frecuente inoculación para combatir el Covid-19, es probable que la población tenga un sentimiento de cansancio e incluso rechazo por las vacunas”, agrega.

Asunto que preocupa al sector salud ya que la diminución de personas vacunadas puede provocar una crisis sanitaria por la sobreocupación de camas hospitalarias, el colapso del sistema y, peor aún, aumento de fallecidos producto de enfermedades respiratorias.

“Es imperativo que toda la población, no sólo la de riesgo, tome conciencia de la importancia de la vacunación. Mientras más personas inoculadas de las distintas enfermedades que circulan con mayor fuerza con las temperaturas bajas, como la influenza, el virus sincicial y el covid -por nombrar algunos- se logra el llamado efecto rebaño que, al final, es el que protege a toda la población de los virus respiratorios y disminuye el riesgo de enfermar, e incluso de muerte, a quienes son más vulnerables”, afirma el experto.

Mitos sobre las vacunas

Otro factor que juega en contra de las campañas de inoculación, son los mitos que por años han instalado los movimientos antivacunas y que durante la pandemia del coronavirus resurgieron con mayor brío. Dudas respecto de los ingredientes de las vacunas o de los efectos secundarios de éstas calaron profundamente en algunos sectores de la población.

Sin embargo, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) y autoridades médicas a nivel global han sido enfáticos en explicar que la decisión de no vacunarse conlleva consecuencias graves en la sociedad.

“Decidir no vacunarse o no vacunar a los niños no es una opción que afecta a ese individuo solamente, sino que deja expuesta a toda la población a un brote infeccioso”, comenta Patricio Huenchuñir.

A continuación, Asilfa derriba los principales mitos que existen en torno a las vacunas:

  • Las vacunas no causan autismo: no hay evidencias de ningún vínculo entre las vacunas y el trastorno autista. Hubo solo un estudió que los asoció en 1998 y fue refutado por cientos de investigaciones bien diseñadas.
  • Las vacunas no tienen ingredientes dañinos o peligrosos: todas las vacunas se encuentran registradas por la autoridad sanitaria, es decir, son de calidad, seguridad y eficacia comprobada, tanto a nivel nacional como internacional.
  • Las vacunas tienen más beneficios que riegos: como cualquier medicamento, todas las vacunas tienen un proceso científico prolongado y riguroso, además de contar con certificaciones de organismos de salud que aseguran su calidad a la población. Algunas personas pueden sufrir efectos secundarios leves y a corto plazo como fiebre, malestar o erupción cutánea, pero el efecto prolongado es la inmunización.
  • No contienen microchips para rastrear a las personas: durante la pandemia del Covid-19 circuló este rumor, pero es absolutamente un mito. Ningún gobierno u organismo ha insertado microchips en las vacunas.

“Las vacunas son uno de los descubrimientos más importantes de la humanidad, que ha permitido prevenir y erradicar muchas enfermedades. La inoculación trae beneficios tanto a quienes se vacunan como a los que no, porque provoca un efecto de inmunidad de grupo. Por eso, es importante que la mayoría de la población esté informada e inoculada según les corresponda para continuar protegiéndonos de futuras epidemias”, asevera el vicepresidente ejecutivo de Asilfa.

Fuente: Portal Red Salud, 6 de mayo de 2024.