La adherencia a los tratamientos farmacológicos, es un factor fundamental para conseguir los objetivos terapéuticos esperados. Sin embargo, a escala global se trata de uno de los grandes desafíos de la salud pública. 

De hecho, se estima que en países desarrollados, solo el 50% de los pacientes respeta las prescripciones médicas durante un tratamiento a largo plazo de enfermedades crónicas, y la situación es aún más alarmante en naciones emergentes o de bajos ingresos. 

De acuerdo a  la Organización Mundial de la Salud, la adherencia al tratamiento es “el grado en que el comportamiento de una persona -tomar el medicamento, seguir un régimen alimentario y ejecutar cambios del modo de vida- se corresponde con las recomendaciones acordadas de un prestador de asistencia sanitaria”.

Así, la adherencia al tratamiento se define como el cumplimiento, al menos de un 80%, de las recomendaciones terapéuticas de un especialista o consejo médico. Estudios científicos dan cuenta de que incluso aquellos pacientes que adhieren a un tratamiento placebo obtienen mejores resultados que quienes adhieren de forma poco eficaz

Como ejemplo de adherencia a un tratamiento se puede citar a la diabetes, uno de los más importantes problemas de salud pública en Chile y el mundo. De hecho, se estima que 1.8 millones de personas han sido diagnosticadas en el país, siendo la mellitus o de tipo 2 la más común (más del 90% de los casos). En este caso, la adherencia terapéutica en la diabetes mellitus está directamente relacionada con el control de la enfermedad. 

La continuidad deficiente de los tratamientos se relaciona con no tomar dosis correctas, no respetar intervalos entre ellas, olvidar alguna toma o suspender el tratamiento antes del tiempo recomendado. 

Consecuencias por no respetar la adherencia al tratamiento

Una adherencia no deseada, es aquella que se encuentra por debajo del umbral del 80% de cumplimiento en la administración de dosis o seguimientos de las pautas entregadas por un profesional clínico.

Charles Everett Koop, pediatra y experto en salud pública, es muy claro al respecto: “Los medicamentos no funcionan en los pacientes que no se los administran”. Debido a esto, la adherencia al tratamiento es el factor primordial que explica el éxito o fracaso terapéutico en el control de las enfermedades, principalmente las de condición crónica. 

Por ejemplo,pese al incremento del acceso a terapias financiadas con recursos públicos a escala global, la adherencia en la terapia antirretroviral contra el VIH es apenas superior al 50%

En Estados Unidos, el incumplimiento con el tratamiento anticonceptivo oral produce 700.000 embarazos no deseados cada año. Asimismo, uno de los estudios más importantes en la materia, que exploró la erradicación de la bacteria Helicobacter pylori, determinó que la tasa de éxito de un tratamiento con un mínimo de 60% de adherencia superaba el 90%, y bajaba al 70% si era inferior.

Igualmente, los mayores riesgos y brechas se dan a nivel de la continuidad de largo plazo para enfermedades crónicas. Un estudio europeo en pacientes con enfermedad crónica respiratoria demostró que su falta de adherencia a un tratamiento alcanzó hasta un 93%. 

Como se aprecia, la adherencia a un tratamiento es un problema mundial de enorme magnitud y sus consecuencias son esencialmente dos: la disminución de los resultados positivos en salud y un aumento de los costos sanitarios.

Proceso de adherencia y los factores que lo modifican

La adherencia es un proceso complejo en el que influyen múltiples factores, a menudo relacionados entre sí:aspectos vinculados con el paciente, el tipo de administración del fármaco, la enfermedad y el profesional sanitario. Recomendaciones de organismos especializados promueven la necesidad de migrar hacia un enfoque multidisciplinario, que involucre a distintos grupos de interés. En el plano biotecnológico, por ejemplo, crear nuevas formas de presentación y administración de fármacos podrían ser útiles. En Estados Unidos, investigadores de la Universidad Rockefeller trabajan en una vacuna de mediano plazo que busca facilitar la administración de antirretrovirales que evite la ingesta diaria de píldoras. 

¿Y qué factores pueden modificar este proceso? Según la OMS, existen cinco factores fundamentales que determinan el nivel de adherencia al tratamiento: aspectos socioeconómicos, del tratamiento, del paciente, de la enfermedad y de los profesionales sanitarios. Asimismo, la incorporación de sistemas de tecnologías de información es una probable oportunidad para mejorar estos indicadores. En Chile, un proyecto de investigadores de la Universidad de Concepción ha innovado para mejorar los indicadores de adherencia de adultos mayores con hipertensión. 

¿Cómo lograr buenos resultados y qué sucede si no sigo un tratamiento?

A nivel terapéutico, la falta de continuidad adecuada genera un enorme costo sobre los sistemas sanitarios, al igual que un alto impacto en el tratamiento de alguna enfermedad. La evidencia internacional coincide en que la respuesta ante este desafío radica en la combinación de múltiples acciones, como el involucramiento del entorno del paciente, instancias de educación por parte de los profesionales clínicos y la simplificación de los regímenes terapéuticos por parte de los laboratorios.

En tanto, la evidencia científica señala que las consecuencias por la interrupción o la deficiente continuidad de un tratamiento médico son diversas: sus impactos incluyen desde el retraso en el proceso de curación, recaídas o complicaciones. También puede causar  dificultades para evaluar la efectividad del tratamiento por la irregularidad de las dosis administradas. A largo plazo, en tanto, el riesgo radica en aparición de efectos secundarios agudos o dependencia del medicamento, entre otros factores relacionados con un empeoramiento de la calidad de vida. 

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